Sandalias, chanclas, playeras o hawaianas, ¿son buenas para nuestros pies?
- Categoría: Ortogrup Actualidad
Llega el verano, el calor y nuestros pies, al igual que el resto de nuestro organismo, lo sufre.
En este artículo os hablaremos del uso de las sandalias, también llamadas: flip-flops, brasileñas, chanclas, chancletas, playeras, alpargatas, zapatillas, chinelas, babuchas, ojotas, slaps, cholas, o hawaianas …
Es cierto que se trata de un calzado usado desde la época de Tutankamón hasta la mismísima Cleopatra, como también es cierto que realmente es un placer poder llevar calzado como este, con los pies descubiertos y frescos en los días más calurosos del verano.
Las chanclas….
Al llegar el veranito y los calores todos sacamos las chanclas del armario y la mayoría de veces las usamos día sí y día también, de hecho es el zapato con el que vamos a la playa, a la piscina, o incluso salimos a pasear. ¡Es el calzado estrella por su facilidad para ponérselas y su comodidad!
Pero, ¿creéis de verdad que llevar durante todo el verano este tipo de calzado es bueno? ¿qué pasa con nuestros pies?, la zona más distal de nuestro cuerpo. ¡Pues que sufren!. Sufren por la mala vascularización que se produce en verano y por el uso continuado de este tipo de calzado.
No deberíamos “vivir en chanclas”, ya que el abuso excesivo puede producir no sólo lesiones a nivel de la piel, sino también patologías musculares.
Nuestros pies están preparados para caminar por superficies naturales como la hierba o la arena, por lo que usar chanclas para andar sobre el asfalto puede causarnos muchos problemas.
Y qué pasa con lo que les ocurre sobretodo a las mujeres cuando después del verano, se han de volver a calzar esos zapatos estrechos y cerrados en otoño? Muy sencillo, pues que el pie no entra, el calzado aprieta....., y todo fruto de tener sin sujeción nuestros pies durante todo el verano.
Lo dicen los podólogos, limitemos su uso a playas y piscinas.
Estos son algunos efectos negativos que pueden producir el uso excesivo de este tipo de calzado.
EFECTOS NEGATIVOS
- Esguinces, dolores en el talón y el arco del pie o juanetes.
- Fascitis plantar y espolones
- Laceraciones o rozaduras e incluso úlceras en personas con problemas de circulación y diabéticos.
- Quemaduras y abrasiones en la planta del pie.
- Dedos y uñas rotas, cortes y gérmenes.
- Heridas que se pueden infectar
- Alteraciones de la forma de caminar y como consecuencia, pueden producir dolores en otras partes del cuerpo, como las rodillas, la espalda o las caderas.
¿Y SABÉIS QUÉ NOS OCURRE CUANDO CAMINAMOS EN CHANCLAS?
- Al no ofrecer un soporte adecuado a nuestro pie, tensamos de forma continua músculos y tendones para mantener mejor la sujeción de la chancla, mientras que el talón queda totalmente levantado y la presión de los dedos añade estrés a la zona del tobillo y al pie en general.
- Nuestros talones y nuestra musculatura posterior de la extremidad, gemelos, sóleo, Aquiles, también se ven forzados.
- Al caminar, curvamos los dedos para sujetarlas.
- Los pasos que damos son más cortos, lo que produce que nuestros talones choquen contra el suelo de una forma irregular, realizando un esfuerzo extra y alterando nuestra manera natural de caminar.
- Al andar estiramos la fascia plantar causando inflamación, dolor o cansancio.
- Incrementan el riesgo de caídas y accidentes como tropiezos o enganches al subir o bajar escaleras y con ello aumenta la posibilidad de sufrir fracturas.
Lo ideal es utilizarlas sólo en momentos puntuales, para ir a la playa, piscina, dentro de los vestuarios y duchas públicos, para que el pie esté más protegido ante cualquier contagio de hongos o papilomas.
ALGUNOS CONSEJOS A LA HORA DE ESCOGER UNA CHANCLA
- Que dispongan de una suela gruesa, confeccionada en un material semirrígido y de alta densidad que amortigüe los golpes y no se doblen.
- Que sujete adecuadamente el empeine y el tobillo.
- Que tengan forma ergonómica para adaptarse a la pisada.
- Comprarlas en tiendas especializadas para evitar que los materiales de los que están fabricadas, provoquen alergias y otros problemas en la piel.
Tras muchos años de lucha contra este tipo de calzado en verano con todos aquellos pacientes con pies que precisaban sujeción, o que por el tratamiento precisaban de un apoyo ajustado del pie sobre las plantillas, hace unos años, fruto de mi frustración, empecé a decirles a mis pacientes que la elección era única y exclusivamente suya y que era fácil, debían escoger entre dos conceptos muy claros “DOLOR O CALOR” porque los pies eran suyos.
Para terminar, sabemos que las chanclas son también según varios estudios unas de las principales enemigas de los conductores, sólo en Reino Unido, este tipo de zapato es responsable de hasta 1,4 millones accidentes en las carreteras cada año y su uso hace que el pie de uno de cada nueve automovilistas quede atrapado bajo el pedal en algún momento.
Y para no ser menos, en España, ¡conducir con chanclas o descalzo es razón suficiente para ganarse una multa!
Así que busquemos el calzado perfecto según cada una de las actividades que vayamos a realizar.
Y recordemos de nuevo que hay que prestar más atención a nuestros pies teniendo en cuenta que son las base de apoyo de nuestro cuerpo y de nuestro sustento.