¿Quien no ha sufrido alguna vez una ampolla en los pies?
Algo tan molesto que te impide caminar con normalidad, algo tan pequeño que incluso puede mandar al traste algo tan importante para nosotros como terminar un camino de Santiago, un reto que llevamos meses preparando o incluso no poder preparar una competición…
Dolorosas en el mejor de los casos….debilitantes en el peor.
Una ampolla nace de una intensa y continua fricción de la piel del pie y el calzado, debido al exceso y bruscos desplazamientos del pie a nivel antero posterior dentro del mismo. Forma una bolsa entre la piel y el tejido subyacente y se llena rápidamente de líquido. Se forman frecuentemente en el talón, suela o dedos de los pies.
Las ampollas en los pies son algo muy frecuente en deportistas, aunque todos las podemos sufrir, cuando el pie tiene que habituarse a algunos cambios como puede ser, iniciación en el deporte, un aumento en la actividad, un cambio de calzado habitual o por una confluencia de algunos de estos factores.
La primavera y la aparición del calor suponen un cambio brusco en nuestro calzado, lo que puede derivar de forma muy frecuente en pequeñas rozaduras, heridas y ampollas en los pies. Estas lesiones, si no se tratan a tiempo y de forma correcta, pueden resultar bastante molestas y dolorosas. Es por esos que en este tipo de situaciones, la prevención es fundamental.
Existen diferentes formas de tratamientos una vez se han producido y generalmente sólo necesitan tiempo para curarse, sin embargo si no se mantienen limpias y secas, además de prevenir el roce, pueden complicarse y extenderse hasta formar un callo.
En este post queremos destacar todas y cada una de las posibilidades a nivel de prevención para ayudar a que dejen de producirse…
CALZADO ADECUADO
Usar un calzado adecuado a las características del pie y adaptado a cada actividad. En la práctica deportiva, por el mayor y más brusco desplazamiento antero posterior del pie en el calzado. Siempre es mejor que el calzado disponga de mayor espacio en la zona anterior del pie (zona de los dedos), de esta forma evitaremos las famosas uñas con hematomas y su posterior caída.
UNA BUENA FIJACION
En el momento de ajustarnos y atarnos el calzado, es importante hacerlo siempre apoyando el talón y con la puntera levantada, así aumentaremos el ajuste entre el tarso del pie con los cordones y el talón con la zona posterior del calzado, limitando el desplazamiento del pie, durante la práctica deportiva y también la fricción, calor y por tanto, la aparición de ampollas.
LOS LUBRICANTES
La aplicación de lubricantes específicos y con mejor resultado que la vaselina básica, en la planta de los pies. El efecto lubricante, disminuirá el efecto fricción-calor.
UNOS BUENOS CALCETINES COMPRESIVOS
Utilizar calcetines de compresión deportivos, con su talla correcta y posición es un elemento preventivo a tener muy en cuenta, tanto por su ajuste y compresión como por su tejido diferente en la zona plantar. También es importante el uso de calcetines sin costuras y transpirables.
Aplicando estas 4 medidas preventivas, ayudaremos a evitar la aparición de las famosas y molestas ampollas y también los malos apoyos defensivos que adoptamos cuando las sufrimos y que pueden llevar a producirnos posteriores lesiones y molestias en la extremidad inferior del deportista o caminante.
Y para terminar recordemos que “Los pies son nuestro sistema de soporte, el sustento de nuestro edificio y debemos cuidarlos y protegerlos igual que cualquier otra parte de nuestro cuerpo”